viernes, 20 de noviembre de 2009

Soneto XLVI

De las estrellas que admiré, mojadas
por ríos y rocios diferentes,
yo no escogí sino lo que amaba
y desde entonces duermo con la noche.
De la ola, una ola y otra ola,
verde mar, verde frío, rama verde,
yo no escogí sino una sola ola:ç
la ola indivisible de tu cuerpo.
Todas las gotas, todas la raíces,
todos los hilos de la luz vinieron,
me vinieron a ver tarde o temprano.
Yo quise para mi tu cabellera.
Y de todos los dones de mi patria
solo escogì tu corazon salvaje.
Evelyn Echegaray!!

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