viernes, 13 de noviembre de 2009

soneto XXIII Plablo Neruda

Fue luz el fuego y pan la luna rencorosa,
el jazmín duplicó su estrellado secreto,
y del terrible amor las suaves manos puras
dieron paz a mis ojos y sol a mis sentidos.

Oh amor, cómo de pronto, de las desgarraduras
hiciste el edificio de la dulce firmeza,
derrotaste las uñas malignas y celosas
y hoy frente al mundo somos como una sola vida.

Así fue, así es y así será hasta cuando,
salvaje y dulce amor, bienamada Matilde,
el tiempo nos señale la flor final del día.

Sin ti, sin mí, sin luz ya no seremos:
entonces más allá del la tierra y la sombra
el resplandor de nuestro amor seguirá vivo.

2 comentarios:

  1. Me gusto mucho este soneto por que entendi como que encontro a su verdadero amor que mas alla de todo lo feo de la vida su amor seguira vivo que a pesar de los golpes de la vida siempre seran uno o "una sola vida"

    ResponderEliminar
  2. Si, si lees la vida de Neruda sabrás que tuvo muchas mujeres.. pero su gran amor fue Matilde con quien vivió hasta su muerte.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.